El sermón de hoy se centró en la búsqueda de un tesoro que cambie nuestras vidas, utilizando como analogía una anécdota personal del pastor sobre una “búsqueda del tesoro” familiar que ganaron hace años. A pesar de las incertidumbres y los desvíos, lograron llegar al destino correcto siguiendo las pistas. Esta experiencia sirvió para ilustrar el propósito de nuestra vida en relación con Dios.
La Vida como una Búsqueda del Tesoro con Propósito
El pastor estableció un paralelismo entre la organización de una búsqueda del tesoro y el propósito de la vida, la Palabra de Dios como mapa, las pruebas y dificultades como escondites, la verdadera libertad como el tesoro, y las leyes de Dios como las reglas. Afirmó que el ser humano está constantemente buscando un tesoro que le dé sentido a la vida, a menudo en lugares equivocados (como las devociones a figuras sin vida o logros materiales).
Se enfatizó la importancia de creer en la Palabra de Dios y en Dios mismo, presentando argumentos cosmológicos, teleológicos y ontológicos que apuntan a la existencia de un Creador y Soberano. El mensaje fue claro: “No hay tesoro fuera de Dios.” Cualquier cosa fuera de Él es efímera y carece de verdadero valor.
Deuteronomio 28: Bendiciones y Consecuencias de la Obediencia
La lectura central fue Deuteronomio 28:1-5, destacando la promesa de bendiciones abundantes (en la ciudad y el campo, trabajo, familia, relaciones, economía y protección divina) para quienes “obedecen diligentemente al Señor su Dios”. El pastor enfatizó que estas bendiciones se materializan cuando vivimos en obediencia a Dios, comparándolo con Su cuidado por la creación: si cuida de los lirios y las aves, “¡cuánto más cuidará a Su hijo!”, refiriéndose a quienes han entregado su corazón a Cristo.
Sin embargo, también se leyó Deuteronomio 28:15, advirtiendo sobre las consecuencias de la desobediencia: maldiciones que afectan todas las áreas de la vida, alejando a la persona de la cobertura y bendición de Dios. El pastor fue enfático: no hay “término medio” en la obediencia a Dios.
La Perspectiva Eterna vs. la Prosperidad Temporal
Se abordó la pregunta común: ¿por qué los impíos prosperan y los justos sufren? Se citaron ejemplos bíblicos como Jeremías 12 y el Salmo 73 (Asaf), quienes también se lamentaron por la aparente injusticia. Sin embargo, se concluyó que la prosperidad de los impíos es “temporal”, mientras que los justos tienen la “eternidad con Dios” como su verdadero tesoro.
Eclesiastés 8:11-13 (Nueva Biblia Viviente) reforzó esta idea: aunque Dios no castiga instantáneamente a los pecadores, la verdadera prosperidad y una vida duradera solo se encuentran en quienes temen a Dios. La vida de los malos es tan “efímera como sombras”.
El Camino, la Verdad y la Vida: Solo en Cristo
El engaño de Satanás, que busca desviar a la humanidad del verdadero camino, fue un punto crucial. Romanos 1:18-20 fue citado para explicar que la ira de Dios se revela contra aquellos que “restringen la verdad”, porque la existencia y los atributos de Dios son “evidentes” en la creación, dejando a la humanidad “sin excusa”.
La solución a la condición pecaminosa de la humanidad (Romanos 3:23) se encuentra en Romanos 6:23: “la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor”.
Finalmente, se afirmó que Jesucristo es el “verdadero tesoro”. Él es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Juan 8:32 y 36 enfatizan que “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”, y “si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres”. Esta libertad no es la “libertad financiera” o los logros mundanos, sino una libertad espiritual de la esclavitud del pecado.
El mensaje concluyó con un llamado a hacer todo “para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31), y la afirmación de que la vida eterna es conocer a Dios y a Jesucristo (Juan 17:3). Para quienes han entregado su vida a Cristo, la vida eterna ya ha comenzado; la muerte física es solo un paso en la “hoja de ruta preparada por el Señor”.
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