El sermón continuó con una lectura impactante de Deuteronomio 27 y 28, donde Moisés instruye al pueblo de Israel sobre las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia. Se enfatizó que estas leyes no son una carga, sino un camino para que les “vaya bien” y prolonguen sus días en la tierra, como se expresa en Deuteronomio 4:40 y 10:12-13. El pastor recalcó que la adoración a Dios es primaria, y el servicio es una consecuencia natural de esa devoción, tal como Jesús le dijo a Satanás: “Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás” (Mateo 4:10).
La Perfección de la Ley de Dios
El pastor desafió la noción de que la ley de Dios es gravosa o irrelevante hoy. Leyendo Salmo 19:7-11, destacó que la ley de Jehová es “perfecta”, haciendo “sabio al sencillo”, “alegrando el corazón” y “alumbrando los ojos”. Aunque algunas leyes del Antiguo Testamento puedan parecer extrañas hoy (como las relativas a la higiene y los alimentos), el pastor explicó su propósito práctico y beneficioso en su contexto histórico. Por ejemplo, las regulaciones sobre la materia fecal (Deuteronomio 23) y el contacto con cadáveres (Números 19) eran principios de salud pública avanzados para su tiempo, previniendo enfermedades infecciosas mortales. El pastor incluso citó el ejemplo del Dr. Ignaz Semmelweis, quien en el siglo XIX, miles de años después de la ley mosaica, descubrió la importancia de lavarse las manos para prevenir infecciones, y cómo fue rechazado por sus colegas.
La Ley y la Gracia: Un Amor Paternal
La interacción con una madre de la congregación sirvió para ilustrar cómo las leyes de Dios son una expresión de Su amor paternal. Así como un padre amoroso establece reglas para proteger y guiar a sus hijos hacia el bien (evitar peligros, aprender a compartir, alimentarse sanamente), Dios nos da sus mandamientos por el mismo motivo. No son para coartar nuestra libertad, sino para conducirnos a una vida de verdadera prosperidad y bendición. El pastor enfatizó que la salvación es por gracia a través de la fe en Cristo, pero que una fe genuina se manifiesta en la obediencia, ya que 1 Juan 5:2-3 dice: “Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”.
La Obediencia Conduce a la Prosperidad
El pasaje de Josué 1:8-9 fue citado como una promesa clara: si el libro de la ley no se aparta de la boca de Josué y medita en él día y noche para guardarlo y hacerlo, entonces su camino “prosperará” y “todo le saldrá bien”. El pastor enfatizó que la ciencia moderna a menudo confirma los principios bíblicos:
- Dieta Mediterránea: Sus orígenes se encuentran en los mandamientos alimenticios de la Biblia y es reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural por sus beneficios para la salud y la longevidad.
- Higiene: Las leyes bíblicas sobre limpieza y manejo de desechos y cadáveres se adelantaron miles de años a los descubrimientos de la microbiología, como los de Louis Pasteur y Semmelweis.
- Gratitud: 1 Tesalonicenses 5:16-18 (dar gracias en todo) es avalado por estudios de Harvard que asocian la gratitud con mejor salud y mayor longevidad.
- Comunidad: Hebreos 10:25 (no dejar de congregarse) y el Salmo 133 (vivir en armonía) se correlacionan con investigaciones sobre “zonas azules”, que muestran que la vida en comunidad mejora la salud mental y física, y alarga la vida.
- Alegría y Alabanza: Filipenses 4:4 (regocíjense en el Señor) y el Salmo 150 (todo lo que respira alabe al Señor) se asocian con la liberación de endorfinas, mejorando el estado de ánimo y la salud.
Conclusión: Un Llamado a la Obediencia con el Corazón
El sermón cerró con la reflexión de un teólogo hindú y un comentario bíblico que enfatizan que despreciar a Dios es rehusar oír Su voz y desobedecer Sus mandamientos. El pastor recordó que, aunque Dios nunca nos abandona si estamos en Su mano, nosotros sí podemos salirnos de ella. La verdadera religión y piedad son el mejor aliado para toda prosperidad.
El mensaje final es un llamado a la obediencia de corazón, no por obligación, sino por amor al Creador que nos ha dado leyes perfectas para nuestro bien.
Deuteronomio: Exhortación a la Obediencia al cumplirse la promesa.
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