En el mensaje de hoy, el orador nos sumerge en la poderosa carta de Pablo a Filemón, desentrañando el verdadero significado del perdón bíblico. A través de la historia de Filemón y su esclavo Onésimo, el predicador nos desafía a perdonar como Cristo nos perdonó: de forma incondicional y activa.
Un Perdón que Conforta Corazones
El orador nos invita a reflexionar sobre la vergüenza y el miedo que Onésimo debió sentir al regresar a la casa de su amo. Pablo, en la carta, se identifica tanto con Onésimo que lo llama “mi corazón” (v. 12) y le ruega a Filemón que lo “conforte” (v. 20). Este acto de perdón no es solo una transacción, sino una oportunidad para que Filemón demuestre la gracia de Dios.
- El perdón bíblico no busca que el ofensor sienta la magnitud del daño que causó.
- Dios nos perdonó sabiendo que volveríamos a pecar, y de la misma manera, debemos perdonar a quienes nos ofenden.
El predicador plantea una pregunta desafiante: ¿Confiarían los pastores y líderes en nuestra obediencia al punto de saber de antemano que perdonaremos a quienes nos ofenden? Nos anima a que la iglesia sea reconocida por su capacidad para perdonar “extravagantemente”, reflejando el carácter de Dios.
Características del Perdón Bíblico
El orador presenta tres características clave del perdón cristiano:
- Es activo: A diferencia de la mentalidad mundana que espera que el ofensor se arrodille para pedir perdón, el perdón bíblico nos llama a buscar la reconciliación y la restauración. El ofendido y el ofensor se encuentran a mitad de camino, se abrazan y se restauran mutuamente.
- Es voluntario: El perdón no se gana, es un regalo. Exigir que alguien “se lo gane” distorsiona el evangelio de la gracia. Así como Dios nos perdonó por gracia, debemos perdonar a los demás.
- Es extraordinario: Perdonar de manera “extravagante” muestra al mundo el verdadero carácter de Dios. Quienes han perdonado ofensas que parecen imperdonables lo hacen porque comprenden que Cristo los perdonó de una deuda mucho mayor.
El mensaje concluye con un poderoso llamado a ser conocidos, no solo por lo que creemos, sino por cómo perdonamos.
Versículos Clave
- Filemón 1:20: “Así que, hermano, permíteme que yo reciba de ti algún provecho en el Señor; conforta mi corazón en el Señor.”
- Filemón 1:12: “[A Onésimo] te lo devuelvo. Él es mi propio corazón.”
- Filemón 1:21: “Te escribo confiando en tu obediencia, y sé que harás aún más de lo que te pido.”
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