Este sermón, basado en Deuteronomio 31:9-13 y complementado con otros pasajes bíblicos, enfatiza la crucial importancia de que el pueblo de Dios sea un pueblo centrado en la palabra. El orador destaca que la palabra no es algo secundario, sino la esencia de la vida del creyente, indispensable para la adoración, el temor a Dios y la enseñanza a las futuras generaciones.
El mensaje se estructura en torno a cuatro principios instituidos por Moisés para la enseñanza de las Escrituras:
- Los responsables del mandamiento: Los sacerdotes y ancianos tenían la tarea solemne de estudiar, vivir y enseñar la ley de Dios. Se nos recuerda que hoy, como “reyes y sacerdotes”, todos somos responsables de la palabra en nuestras casas y en la iglesia.
- El tiempo del mandamiento: Aunque la palabra debe ser parte de la vida diaria, Dios mandó una fiesta solemne cada siete años (la Fiesta de los Tabernáculos) para congregar al pueblo y reafirmar la importancia de la ley. Esto nos invita a valorar nuestras reuniones como momentos sagrados para escuchar la palabra.
- El contenido del mandamiento: El centro de la adoración y la vida del pueblo no era Moisés ni los líderes, sino la ley de Dios. Se subraya que la palabra es sagrada, canónica, inspirada y autoritativa, y que debe ser leída, proclamada y explicada a todo el pueblo.
- El propósito del mandamiento: El objetivo final era que el pueblo oyera, aprendiera, temiera a Dios y se esforzara por cumplir la ley. Crucialmente, el sermón resalta que este mandato incluía a las futuras generaciones, mostrando la responsabilidad de los padres y la iglesia de transmitir el temor de Dios a los hijos.
En conclusión, se exhorta a los oyentes a no descuidar la palabra de Dios, ya que hacerlo impacta negativamente en todas las áreas de la vida. Por el contrario, al cuidarla, amamos a Dios y cuidamos todo lo que Él nos ha confiado.
Versículos Clave
- Deuteronomio 10:12-13: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”
- Deuteronomio 31:12-13: “Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no la supieron, oigan y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán para tomar posesión de ella.”
- Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”
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